viernes, 1 de agosto de 2025

Daniel Jorge Divinsky - 1942-2025

A los 83 años, falleció Daniel Divinsky, figura insoslayable de la historia cultural argentina, víctima del agravamiento de una afección renal que lo acompañaba desde la infancia. Abogado recibido con Diploma de Honor en la Universidad de Buenos Aires, fue el alma detrás de Ediciones de la Flor, fundada en 1966 y reconocida por haber tejido durante más de medio siglo un catálogo plural, comprometido, transgresor y entrañable.

Nacido el 1 de abril de 1942 en Buenos Aires, creció en un hogar de formación intelectual: su padre era pediatra y su madre, licenciada en Ciencias Naturales. De niño rindió libre el quinto grado en 1953: "Estaba aburrido de la escuela primaria", decía con desparpajo. Su ingreso al Colegio Nacional Mitre se produjo tras un examen calificado con 41 puntos sobre 45. Adolescente lector y cinéfilo, entusiasta del teatro, el jazz y la política, Daniel fue un estudiante brillante pero ajeno a la autocelebración: "Nunca me halagó lo del alumno aventajado", recordaba.

Se interesó inicialmente por la ingeniería, pero al estudiar el plan de estudios, cambió de rumbo y se inscribió en Derecho. Comenzó su carrera universitaria en 1958 y en sólo cuatro años rindió las 25 materias, con 16 sobresalientes, 6 distinguidos y 3 buenos. Paralelamente, fue becario, subdirector y luego director de los Cuadernos del Centro de Derecho y Ciencias Sociales, colaborador de la revista Lecciones y Ensayos y preparador de alumnos. Su método de estudio era riguroso y exhaustivo: "Me interesaba más actuar con soltura frente a los profesores que sacar una nota alta".

Divinsky fue mucho más que un editor. Fue un intelectual autodidacta, curioso y de formación múltiple. En 1967, junto con Ana María "Kuki" Miler, su compañera y socia, fundaron Ediciones de la Flor. La editorial publicó a lo largo de décadas a nombres fundamentales como Quino, Rodolfo Walsh, Roberto Fontanarrosa, Caloi, Maitena, Liniers, Nik, Jorge Ibargüengoitia, Enrique Lihn, Camilo Taufic, y más recientemente, Alberto Montt y Decur. También editó obras teatrales completas de Roberto Cossa, Diana Raznovich, Griselda Gambaro, Eduardo Rovner y Carlos Gorostiza.

Durante la última dictadura militar, Divinsky y Miler estuvieron detenidos cuatro meses y medio y debieron exiliarse en Caracas entre 1978 y 1983. Allí fue director del Departamento de Difusión y Distribución de la Biblioteca Ayacucho y codirector de la colección Libros de Hoy de El Diario de Caracas. Contra todo pronóstico, la editorial siguió funcionando en Argentina gracias a la administración de su suegra, que mantuvo las cuentas en orden, permitió seguir editando libros —a distancia, por carta— y cuidó la estructura hasta su regreso.

"Cuando volvimos y me senté otra vez en mi escritorio, estaban hasta los clips", recordaba con asombro. De la Flor sobrevivió a la cárcel, al exilio, y luego a las múltiples crisis económicas que azotaron al sector editorial argentino. Una de sus fórmulas fue la administración austera, la fidelidad a sus autores y el fortalecimiento del fondo editorial como base económica. "Las editoriales viven del fondo, no de las novedades", decía.

Divinsky tenía un fuerte vínculo personal con los autores que editaba. Quino, con quien trabajó desde 1970, no sólo fue su autor emblemático sino un amigo cercano. "No se le ocurriría irse de esta editorial para Latinoamérica", decía con orgullo. Con Fontanarrosa, la relación fue también de mutua confianza: le confiaba los cortes finales de sus libros. Tras su muerte, un conflicto entre los herederos hizo que sus obras pasaran a otra editorial: "No es una casa para él", se lamentaba.

Tenía un talento especial para descubrir humoristas gráficos. En sus comienzos, seleccionaba por gusto personal: "Si me hacía reír, pensaba que a otros también". Con los años, aprendió a mirar hacia públicos más jóvenes. Apoyó nuevas voces como Liniers, Decur o Montt, a veces incluso contra el criterio del mercado: "Publicamos libros rarísimos que no se vendieron nada, pero me enorgullece haberlo hecho".

Fue, además, un "solapado escritor", como se definía a sí mismo, por su labor artesanal escribiendo solapas y contratapas. Consideraba la solapa como un arte menor pero decisivo: "Tiene que ver más con la pesca que con la literatura", afirmaba. Jamás se autopublicó, aunque había terminado de dictar sus memorias profesionales a la periodista Silvina Friera, que serán publicadas por Libros del Zorzal.

Divinsky también tuvo un vínculo intenso con la cultura chilena. En 1961 conoció a Violeta Parra a través de su hijo Ángel. Violeta lo invitó a su casa, donde lo examinó en la puerta antes de dejarlo pasar: "Me hizo quitar los anteojos, me miró y me dijo: puedes pasar". Años después, organizó en Buenos Aires una exposición de sus arpilleras y editó Toda Violeta Parra, con textos y una biografía de Alfonso Calderón.
Otra historia legendaria fue la publicación de Batman en Chile, la novela de Enrique Lihn, que le llegó desde el exilio. También editó el influyente Periodismo y lucha de clases, de Camilo Taufic. Cuando descubrió una edición pirata en España, escribió indignado a su editor; este respondió enviando un cheque que le permitió a Taufic vivir un tiempo con dignidad.

A lo largo de su vida recibió múltiples distinciones: Premio Konex Mención Especial (2004), jurado de los Premios Konex (2014), reconocimiento del Congreso de la Nación (2007) por su contribución a la cultura, diploma "Al Maestro con Cariño" de TEA, y participó del Congreso Internacional de la Lengua Española en Rosario (2004). En 1997, fue homenajeado en la Feria del Libro de Guadalajara junto a Kuki Miler.

A pesar del paso del tiempo, seguía trabajando diariamente en su editorial, que nunca abandonó su escala humana: apenas doce personas, entre ellos sus dueños, que atendían personalmente a autores y lectores. Para muchos, De la Flor fue la editorial donde pasó su infancia, adolescencia y adultez leyendo a Mafalda, Gaturro o Inodoro Pereyra. Un lugar donde, aún hoy, pervive la memoria del humor y la política latinoamericanos.

Divinsky decía que el matrimonio era "imprescindible, aunque amplía y limita". Comía con refinamiento, veía a Los Picapiedra, soñaba con tener un auto y gastaba su dinero en libros, discos y revistas. Nunca se quejó de su destino: fue un editor que supo leer su época y también escribirla a través de los libros de otros. No necesitó figurar en las tapas: le bastó con escribir las solapas.
Lily su compañera escribió en su perfil de Facebook:
Hola a todos:
No soy Daniel, sino Lili, su esposa. Daniel falleció esta madrugada, en paz, rodeado de amor y profundamente querido.
No habrá velorio; se realizará una cremación íntima. Luego, tal como él lo pidió, sus cenizas serán arrojadas al Río de la Plata. Avisaremos la fecha para que quienes deseen acompañarnos puedan hacerlo.
Gracias por el cariño, las palabras, los libros, las actividades, las complicidades y las risas compartidas.
Sé cuánto los quiso y cuánto disfrutó de tenerlos cerca.
Un abrazo muy grande. 
La Nueva Belgrano: el sello Divinsky y la radio que fue faro democrático
"Seguramente cuando las autoridades actuales pensaron en Daniel Divinsky para ocupar el cargo de director de Radio Belgrano, estimaron que era merecedor por su condición intelectual. Es, por demócrata y por lo buena persona que es. Divinsky, por su parte, aceptó soñando aún la revolución de las pequeñas cosas, la de hacer en esa emisora, que gozó en otros tiempos de buenos programas y gran audiencia.

Lo real es que en el margen de tolerancia que un director de radio puede tener la injerencia en ese puesto, sobre todo, si se entiende controlar orden administrativo y contestar las eternas llamadas con calorro velas, con mayor injerencia, y ser válvulas (musicales) que no entrenaban en ese sillón. Daniel se metió en estos despojos: que lo hablarán mal o bien (su trabajo), no lo distrae. Él sigue. Como quien no tiene otra misión que la de sembrar, el hombre de Sudamericana –la editorial que fundó hace muchos años y en conjunto ha trajinado y asumido la responsabilidad honorable del funcionario serio, del hombre que no tuvo militancia política como no la tuvo su editorial. Ambos, perseguidos una vez por su línea política, como le pasó con Divinsky. A los 36 años, fue un tipo diferente de todos esos otros argentinos que siguen su suerte o se achican. Por el delito de vender libros fue condenado en ejemplos militares –a procesos arbitrarios–, y en el ’76 debió radicarse en Caracas, tras nuestro enésimo ciclo. Por publicar libros como "Prisionero sin nombre, celda sin número", que muchos se atrevieron a leer, a decir, a recordar. Si la memoria es débil, deben saber los que no sabían, que desde su actividad, Daniel Divinsky, en otro tiempo y sin un peso, ha embellecido hasta la programación de noticias, ha imprimido rigor en los periodísticos, ha enmudecido la antigua cotidianeidad belgraniana y ha hecho de Belgrano una radio distinta. No es poco si pensamos que lo rodea, que debe enfrentar el lastre burocrático", escribió Mona Moncalvillo como presentación de una entrevista a Daniel Divinsky en Revista Humor.
Cuando Daniel Divinsky asumió como interventor de Radio Belgrano (LR3), el 28 de diciembre de 1983, no tenía antecedentes en el mundo de los medios. Era editor, abogado, y una figura cultural reconocida por su trabajo en Ediciones de la Flor, donde había publicado a Quino, Fontanarrosa, Liniers y otros imprescindibles. Pero su llegada a la radio pública marcó un antes y un después en la historia de la comunicación argentina. Con él —y con un equipo plural— nació una emisora pública alternativa, crítica, moderna, que captó el pulso de la democracia recién recuperada.

La conducción de la emisora ya se había delineado: el radical Rubén Zanoni fue nombrado Gerente General, segundo cargo en importancia tras el de director. Junto con Divinsky, Jorge Palacios, Ricardo Horvath y otros referentes, gestaron una experiencia comunicacional inédita, que combinó libertad editorial, innovación estética y una fuerte interacción con las audiencias. La Nueva Belgrano no fue una radio oficialista: fue una radio pública. Y ahí radicó su potencia.

Durante su gestión —que se extendió hasta agosto de 1985— se emitieron ciclos emblemáticos como Sin Anestesia, con Eduardo Aliverti; Sueños de una noche de Belgrano, con Jorge Dorio y Martín Caparrós; y Ciudadanas, el primer programa feminista en una emisora estatal. La grilla incluyó voces de las colectividades exiliadas, espacios para debates culturales, y segmentos donde los oyentes eran protagonistas. Se demostró que una radio estatal podía ser plural, independiente y competitiva, escalando a los primeros puestos de audiencia sin renunciar a su vocación democrática.

La derecha la apodaba con desprecio "Radio Belgrado", por su tono combativo y por abrir micrófono a expresiones marginalizadas durante la dictadura. El momento más dramático de aquella etapa ocurrió el 29 de abril de 1985, cuando un grupo comando hizo detonar cinco bombas en la planta transmisora de Hurlingham. Fue el primer atentado terrorista contra un medio desde el regreso de la democracia. Días después, el 2 de mayo, Aliverti abría su programa con un editorial lapidario: "Señor Presidente, es ésta una especie de breve carta que llega con un poco de retraso. Su palabra al país fue el viernes; el fin de semana no tengo audición; el lunes nos pusieron cinco bombas que impidieron la salida al aire".

Divinsky presentó su renuncia indeclinable el 16 de agosto de 1985, efectiva a fin de ese mes. En su carta al nuevo Secretario de Información Pública, Juan Radonjic, adujo motivos personales. Explicó que siempre había aceptado el cargo como una tarea transitoria, y aclaró que su salida no implicaba ningún distanciamiento con el proyecto político de Alfonsín.
Divinsky relató a la Agencia de Noticias de Ciencias de la Comunicación como fue la experiencia de Radio Belgrano: "Totalmente revulsiva, porque había una radio, como en todos los medios, con gente muy atemorizada: nadie quería decir nada, todos temían la autoridad del interventor como si fuera a salir a castigarlos a latigazos. No era mal tipo el que estaba a cargo, dentro de lo que podía ser un militar a cargo de una radio. Lo que decidimos con el equipo que me acompañó, algunos radicales otros independientes, fue designar un gerente periodístico, que fue Jorge Palacios y a Ricardo Horvath, y armar una programación provisoria desde el 11 de diciembre que asumimos, hasta marzo que iba a empezar la programación efectiva. Estuvimos buscando lo mejor que había sido opositor a la dictadura: (Eduardo) Aliverti tenía la mañana con un movilero muy audaz y muy revulsivo que devino en lo que ahora es Jorge Lanata. Después había un programa que se llamaba Nuevos aires que tenía un elenco bastante variado donde había un abogado muy defensor de la dictadura, al que poco tiempo después le pedí la renuncia, estaba Enrique Vázquez, Diego Bonadeo en deportes, Silvia Puente… y mantuvieron ese espacio que fue muy lindo. Después un programa femenino que se llamaba Ciudadana, que hacían Julia Constenla y Marta Merkin. También había un diario de la tarde con varias estrellas del periodismo: Rogelio García Lupo en política nacional, por ejemplo. Le dimos la trasnoche, desde las doce a dos de la mañana, a un programa que nos dio muchas satisfacciones y muchos dolores de cabeza. Se llamaba Sueños de una noche de Belgrano y lo hacían nada menos que Jorge Dorio y Martín Caparrós: un programa totalmente original, con montaje, con sonido temático monográfico. A los pocos programas de Sueños… fue el aniversario de la invasión de Malvinas y lo hicieron un poco satírico al tema, eso motivo que un ex militar hiciera una huelga de hambre en el estudio, tomara la radio, y cosas por el estilo. O sea que… ¡Aventuras no faltaron!"
La experiencia de Radio Belgrano bajo su dirección puede leerse como una continuidad del ideario editorial que Divinsky desplegó con Ediciones de la Flor: libertad de expresión, apuesta por las nuevas voces, defensa de los derechos humanos y compromiso con una cultura democrática. Si en papel construyó un sello que desafiaba a los censores, en el aire de la radio sembró una manera distinta de decir, de escuchar, de hacer política con las palabras. Y aunque breve, esa primavera radial dejó huella.

Perfil de Daniel Divinsky por Leila Guerriero
Las ondas expansivas de Mafalda
En un tono de reconvención jocosa, la voz, desde el portero eléctrico, no dice “¿Quién es?”, sino:

—Británica… casi.

Falta un minuto para las cuatro de la tarde. La cita era a las cuatro.

—Ya bajo a abrirte.

Daniel Divinsky terminó hace meses de desocupar su casa natal, en el barrio de Villa Crespo, Buenos Aires, donde se crio y vivió hasta los 27. Durante los últimos años ese sitio funcionó como depósito de Ediciones de la Flor, la editorial que él fundó en 1966, donde publicó a lo largo de casi medio siglo a Rodolfo Walsh, Quino, John Berger, Lezama Lima, Roberto Fontanarrosa, Fogwill, entre cientos de otros, y que desde 2105 ya no es suya. La puerta del ascensor se abre en la planta baja de un edificio que está frente al zoológico de Buenos Aires y Divinsky camina hacia la puerta de entrada, jeans, suéter y, ahora que se operó, sin gafas.

—Qué puntualidad.

Su departamento es un dúplex en un piso alto. No parece el lugar donde vive una persona nacida en 1942, sino un sitio habitado por un diseñador de 30 años. Una puerta ventana da al balcón que se derrama con vértigo sobre las copas de los árboles del zoológico. En el rellano de la escalera que lleva al piso superior hay una mesa antigua cubierta por algunos de los libros que trajo de su casa natal.

—Esa mesa era del comedor de la casa de mis viejos. Yo pensé que eran pocas cosas las que tenía que sacar, pero eran 60 cajas. Estaba mi biblioteca juvenil, más la de mis viejos. Voy a vender la casa. Mañana firmo.

—¿No te sacudió revolverlo todo?

—No le tengo cariño retrospectivo. Era una casa introvertida, porque la habitación que daba a la calle era el consultorio médico de mi viejo, entonces estaba cerrada. No, no siento que haya sido una infancia muy feliz.

Sobre la mesa antigua hay un ejemplar de la revista Primera Plana de diciembre de 1962. Allí, el periodista Ramiro de Casasbellas publicó una nota titulada “De Salgari al derecho internacional, Daniel Divinsky, un abogado de 20 años sin iliquidez”. La nota destaca un logro inusual: Divinsky se recibió de abogado a los 20 años, tras haber cursado la carrera en cuatro. El fenómeno se debió, en parte, a que para alcanzar a dos de sus mejores amigos que rindieron un año del secundario libre, Divinsky hizo lo propio y terminó el colegio antes.

“Mi padre me dijo: ‘Allá vos, dejar una profesión universitaria para vender papel impreso…”.
—¿Cómo llegó esa información a Primera Plana?

—Porque resulta que yo militaba en la universidad en el movimiento reformista y ahí estaba Carlos Barbé, que era periodista del diario La Razón, y cuando me gradué hizo un sueltito en La Razón y Ramiro de Casasbellas, que trabajaba en Primera Plana, lo encontró y publicó eso, y ayer, revolviendo, la encontré.

Carlos Barbé que lleva a La Razón que lleva a Ramiro de Casasbellas que lleva a Primera Plana que lleva a la casa de la infancia: Divinsky habla en un aluvión de sintaxis fluida, con voz aguda y casi sin respirar, como si la mente fuera demasiado rápida y él tuviera que sacarse todo ese lenguaje de adentro como si le quemara, y expone todas las relaciones que llevan de una cosa a la otra con rapidez bulímica, usando conectores remilgados de manera irónica —“dicho lo cual”, “asumidas que fueron las consecuencias”—, y transformando respuestas sencillas en alocuciones repletas de nombres propios y fechas exactas. Pero a veces da respuestas cortas después de las cuales se queda callado, como si no tuviera nada más para decir.

—¿Eras obediente a las indicaciones de tus padres?

—Bastante.

Hace silencio y baja el mentón.

—Por temor más que por convicción. Mi viejo era un tipo adusto, de poquísimas palabras.

José Divinsky, su padre, llegó a Argentina desde Odessa siendo un niño, en la primera década del siglo XX, en un camarote de barco de tercera clase de frenética pobreza, pobreza que continuó en la vida que llevó en Buenos Aires donde hizo toda clase de trabajos hasta recibirse de médico cuando, de todos modos, siguió trabajando de sol a sol: dos hospitales en la mañana, un instituto municipal de deporte después de mediodía, su consultorio en la tarde.

—Mi padre hablaba poco de las privaciones que tuvieron que pasar y que se traducían en costumbres que a mí me avergonzaban muchísimo, como pelar una manzana no dejando ni un poquito junto a la cáscara. Cosas de gente que pasó hambre.

—¿Tu madre también era parca?

—No. Hablaba todo lo que mi viejo no hablaba. Totalmente controladora.

—¿Tu relación con ella era buena?

—Era la relación de controlado-controladora. Leía mucho. Seguía varios programas culturales de radio y anotaba los libros que se recomendaban. Cuando mi viejo iba al centro se los compraba, y a mí me compraba policiales. A veces compraba en librerías de segunda mano. Iba a una de Corrientes, cerca de El Aguilucho, que era una casa que vendía aeromodelismo y todo eso, que estaba en Corrientes y Paraná, y se llamaba El Aguilucho por Óscar Gálvez, el famoso piloto de automovilismo, paciente de mi viejo. En realidad, Gálvez…

Le debe su precocidad lectora a una enfermedad renal, nefritis, que lo obligó a permanecer en cama a los cuatro años. Para entretenerlo, sus tías le enseñaron a leer y a los cinco lo hacía de corrido. Estudiaba, leía, jugaba al fútbol en la vereda (aunque sus padres solo le permitían hacer de arquero: no querían que bajara a la calle). El colegio —el primario, el secundario— pasó rápido. Llegó a los 16 con la convicción de estudiar letras.

—Pero mi viejo me dijo: “Tenés que ganarte la vida. ¿Qué vas a hacer con letras, vas a ser profesor toda tu vida?”. Elegí derecho y estudié como un condenado para terminar rápido. Mi gran salida semanal era los sábados. Estudiaba y a eso de las seis iba a las librerías y disquerías de Corrientes y volvía con discos y libros y me quedaba en mi casa.
Con algo de desprecio retroactivo, dice:

—Era bastante patético.

Apenas recibido, Divinsky empezó a trabajar de abogado con un socio, Óscar Finkelberg. Mientras, intentó hacer un curso de Sociología, pero en 1966 el Gobierno militar de turno desalojó violentamente las universidades estatales, tomadas por alumnos y profesores en protesta contra el régimen. Los cursos fueron cancelados y Divinsky se quedó sin plan.

—Mi socio dijo: “Pongamos una librería”. Pedimos prestado y conseguimos 300 dólares entre los dos.

Como el dinero no alcanzaba para una librería, se asociaron con Jorge Álvarez, editor independiente que había publicado los primeros libros de Ricardo Piglia, Manuel Puig y varios volúmenes de Mafalda, de Quino. Así fue como la editorial de Divinsky —­cuyo nombre fue inspirado por Pirí Lugones, asesora editorial de Álvarez, cuando dijo: “Ah, pero ustedes quieren hacer flor de editorial”— vino al mundo en 1966.

—Y recién a los 27 me fui a vivir solo.

—Hasta los 27 estuviste bajo…

—Bajo la protección o el yugo doméstico de mi familia. Para mi vieja fue dramático que me fuera. Pero para mí fue fantástico. Aparecían Vinicius y Toquinho con Maria Creuza en mi departamentito, cocinando fideos a las tres de la mañana.

Poco después, Jorge Álvarez vendió su parte de la editorial para dedicarse a otros proyectos, y sucedió algo que lo cambió todo: en 1970 Quino quiso contratar a Divinsky como abogado. Álvarez se había atrasado con el pago de los derechos de autor.

—Lo derivamos a un abogado amigo y llegaron a una solución. Y Quino dijo: “Por qué no empiezan con Mafalda en De la Flor?”.

Las ondas expansivas de esa pregunta siguen sintiéndose: los libros de Quino vendieron y venden cientos de miles de ejemplares. Fue ese mismo año cuando Divinsky y Ana María Kuki Miller se encontraron.

Divinsky con Kuki Miller, su hijo, Augusto Roa Bastos y Amelia Nassi. En París, en septiembre de 1977.Mariana Eliano
—Ella había tenido, años antes, una relación con mi socio. Un par de años después murió el padre de ella y fui a su velatorio. Y de ahí salió una invitación para ir al cine, y empezó la historia.

Aún con el éxito de Quino, la editorial estaba en una situación financiera penosa, y Kuki Miller, que había estudiado Economía Política, organizó los números. En 1973 él decidió abandonar la abogacía y dedicarse solo a la editorial. Después se compró una casa.

—El día del golpe en Chile, yo iba con una valija llena de plata a firmar la escritura del departamento donde vivimos con Kuki en República de la India.

Republica de la India es la calle en la que ahora vive, a una cuadra del departamento que habitó hasta separarse, en 2009, y donde aún vive Kuki Miller.
—¿Qué dijo tu padre cuando dejaste la abogacía para dedicarte a la editorial?

—Me dijo: “Allá vos, dejar una profesión universitaria para vender papel impreso”. Todas las familias felices se parecen, pero las infelices, etcétera, etcétera.

—¿No estás cansado?

—Entre lo de ayer en casa de mis padres y esta conversación, quedé agotadísimo. Pero no me había dado cuenta si no me lo decís.

—/

—¿Quién es? —dice la voz en el portero eléctrico.

—Leila.

—Pero habíamos quedado a las cuatro y media.

—No, a las cuatro.

Divinsky baja del ascensor en la planta baja del edificio y con un tono de reprobación simpática dice:

—Era a las cuatro y media. Como la vez pasada.

—La vez pasada quedamos a las cuatro.

—No, cuatro y media.

Ya en su departamento, mientras sirve agua y café, dice:

—Che, nena, casi te quedás sin entrevistado. El viernes pasado estaba en una casa que heredé de una tía en un country cerca de Ezeiza…

Sigue a eso la explicación de quién era esa tía y de cómo esa casa llegó a él y de por qué decidió no venderla para, finalmente, aterrizar en el viernes pasado cuando, estando en esa casa, se sintió mal y terminó en una clínica donde le diagnosticaron una isquemia temporaria: falta de irrigación temporaria en el cerebro.

—Supongo que los factores orgánicos son evidentes. Pero el miércoles pasado terminé de vaciar la casa, después hablé con vos y el viernes fue la firma de la escritura…

—¿Entonces sí te habrá afectado desocupar la casa?

—No. Más me movilizó el hecho de la plata. Me desagradó ver esa cantidad de pesos. Ahora me voy a gastar la guita lentamente, durante varios años, en vivir y en viajar, y chau.

—/

—Daniel es negador. Es completamente escindido. Eso le permite seguir adelante.

Liliana Szwarcer es pareja de Daniel Divinsky desde hace seis años. El la llama “mi compañera”. Tres décadas atrás, ella trabajaba en una editorial chica. El dueño le indicó que llamara a cinco de las grandes para organizar un estand juntos. En todas la atendieron secretarias. En De la Flor le pasaron con Divinsky.

—Fue una conversación larguísima, y yo me quedé fascinada.

A esa llamada siguió, según dicen ambos, “algo fuerte que no se jugó”.

—Hasta que seis años atrás encuentro un mensaje en mi contestador. Una voz muy risueña que dice: “Hola, Liliana, soy Daniel Divinsky. Te llamo para decirte que me separé”. Nos vimos y arrancamos. Pero no todo fue recoger flores del huerto. No es fácil conocer a Daniel. Los rasgos más evidentes son los del humor y el entusiasmo infantil, arrebatado. Pero las situaciones dolorosas las evade. Una vez cortamos unos días. Y me llamó. Fuimos a un bar, y durante una hora y media hablé y al final le dije: “Por eso es imposible que estemos juntos”. Al salir me dijo: “¿Dónde vamos?”. Le dije: “¿Pero vos entendiste?”. “Sí”. Entonces me di cuenta de que no era que no quisiera entender: no podía porque no escucha.

Los años que duró su pareja con Kuki Miller fueron intensos y, en parte, crueles. Tenían poco más de 30 y un hijo chico cuando ocurrió el golpe militar de marzo de 1976. Perdieron autores y amigos —Walsh, Pirí Lugones, Paco Urondo— víctimas de la dictadura, y muy pronto el viento oscuro de la noche los envolvió también. En febrero de 1977, un decreto los puso a disposición del poder ejecutivo por la publicación de un libro para niños llamado Cinco dedos, en el que los cinco dedos de una mano roja se unían para hacer frente a los de una mano verde que los perseguía. El libro fue acusado de “incitar a la subversión” y los detuvieron cuatro meses y medio. Después se exiliaron en Caracas, mientras en Buenos Aires De la Flor seguía funcionando porque la madre de Kuki manejaba todo siguiendo las instrucciones que su yerno le enviaba por carta. Regresaron en 1983 y le ofrecieron ser director de Radio Belgrano. Su paso por allí hizo época y Kuki, mientras tanto, se ocupó de la editorial. En 1985, Divinsky dejó la radio y se dedicó, tiempo completo, a Ediciones de la Flor, en cuyo catálogo conviven megaventas como Quino, Rodolfo Walsh y Roberto Fontanarrosa con los primeros libros de Maitena, Liniers, Martín Caparrós, obras de Ray Bradbury y Umberto Eco.

—El único criterio para publicar era el gusto. El éxito de los libros de Quino, Fontanarrosa, Walsh permitía apostar a libros inverosímiles, no porque fueran malos, sino porque eran invendibles. Me di todos los gustos.

—¿Y cuál es el gusto de ser editor?

—Exhibicionismo. “Miren qué cosa descubrí que no había descubierto nadie antes”. Jorge Herralde, de Anagrama, siempre dice que el editor reconoce a un autor que era preexistente, no es que lo descubra. Me parece legítimo. Pero uno no puede dejar de presumir de lo que descubrió. Que yo haya buscado y conseguido los derechos de Johnny fue a la guerra, de Dalton Trumbo, y que lo haya traducido Rodolfo Walsh es un orgullo. Y que haya conseguido dos libros de Berger.

Fueron años de buscar derechos, de leer manuscritos. Hoy nada de eso existe. Divinsky y Kuki se separaron en 2009, pero continuaron siendo socios hasta 2015. Y entonces todo terminó. El 15 de septiembre de 2015, él envió un e-mail a la prensa, amigos y conocidos: “El viernes pasado (…) firmé la cesión, a precio irrisorio, de mi parte en Ediciones de la Flor a mi exsocia. (…) La convivencia laboral se había tornado imposible y todo proyecto mío se estrellaba con su enconada negativa”. Seguía contando que el domingo siguiente a la firma del acuerdo se había encontrado “con que vándalos (…) ingresaron el sábado en el edificio (…) y arrasaron con el contenido de mi despacho, vaciando cajones de escritorio y estantes de la biblioteca y ficheros, sustrayendo papeles, documentos (…). Incluso, para despertar sospechas sin duda injustificadas, dejaron papeles manuscritos imitando la letra de Kuki con textos insultantes y amenazadores (…)”.
—Pasamos 39 años juntos. Salvo los cinco últimos, fueron muy buenos. Todo lo que era aceptado con naturalidad, como cierta propensión mía a estar en el centro de la escena, fue complicando todo. Ella fue salvadora económica de la editorial. Era una división del trabajo tácitamente acordada que se cumplió hasta que dejó de cumplirse. Ahora me siento enormemente aliviado. Fue como amputarme algo para conservar la vida del resto del cuerpo.

—Tu hijo no se dedicó a la editorial.

—No, Emilio se dedica a la música. Al contrario. Alguna vez dijo que él tenía una hermana mayor que acaparaba toda la atención de sus padres, que era la editorial.

—¿Y puede tener algo de razón?

—Me es imposible saberlo. Yo sentí que en el tiempo que trabajé en la editorial era, para parafrasear a Evita, la razón de mi vida. Hace cuatro años que no tenemos contacto con Emilio.

—¿Y eso no te dañó?

—Al principio, sí. Después, como a todo, uno se adapta.

—/

“El gusto de ser editor es el exhibicionismo: ‘Miren qué cosa descubrí antes que nadie”.
La voz de Kuki Miller llega jovial desde el teléfono. Dice que, a pesar de que el sector atraviesa un momento difícil, Ediciones de la Flor publicó 28 títulos en 2016, sin contar reediciones.

—Pero para serte sincera, no la pasé bien los primeros meses. Todos me tomaban examen, un derivado de los dichos públicos, que todos creyeron. Opté por la discreción. De la Flor es producto de que los dos nos potenciamos mutuamente. De quedarse alguien con la editorial, la única que podía mantenerla funcionando era yo. Daniel es muy buen editor, pero es cero práctico. Yo siento que la editorial es como mi hija mayor. Yo tengo un solo hijo, Emilio, pero a la editorial la crie, la cuidé, la hice engordar. Y no la abandono ni la vendo. Con Daniel he vivido lo mejor y lo peor de mi vida. Y me quedan un hijo biológico y una hija putativa maravillosos. No volvería a ser su pareja, pero si no se hubiera ido, seguiría trabajando con él gustosamente. Valoro el trabajo que hemos hecho juntos, aclarando que pienso que no hay uno por arriba del otro, sino potenciado el uno por el otro. Ahora la editorial está en mis manos y funciona porque tiene una dinámica. Si hubiera quedado solo en mis manos, o solo en manos de él, no hubiera sido lo que es. Es el resultado de dos soñadores, dos irreverentes. Era lo que nos unía.

—/

Según el acuerdo que firmó al ceder su parte, durante tres años Divinsky no puede ejercer ninguna tarea editorial. Tiene un programa de radio, Los libros hablan, y le ofrecieron dirigir la carrera de Edición en la Universidad Nacional de Avellaneda. Llegó hace unos días de la feria del libro de Santiago del Estero, provincia argentina, y da detalles del hotel, del librero que lo invitó. De pronto, se detiene.

—A veces soy detallista en cosas que no son necesarias.

—¿No puede ser una forma de no hablar de lo que importa?

—Sí, sin duda. Ese exceso de detalles es una forma de ocultarse.

—¿Tu madre en qué año falleció?

—Y… en… mmm…

Se lleva la mano a la frente.

—Albino Gómez estaba de embajador en Suecia… Estábamos en la feria de Fráncfort y ella se agravó… pero…

Mi viejo murió… hace 24 años… O sea… 2016 menos… sería… en el 92. Y mi vieja debe haber muerto… en el 88.

—¿Te afectó más la muerte de tu madre o de tu padre?

—Diría que de ninguno de los dos. Pero está mal visto decir esas cosas.

De pronto levanta la vista y la voz se vuelve aguda, entusiasta:

—¡Ay, mirá!

Señala el balcón. Hay un colibrí.

—Qué lindo —dice.

Fotos: Mariana Eliano, Eduardo Hojman
Fuentes: Archivo Señales, Primera Plana, El País Semanal

jueves, 31 de julio de 2025

La reforma constitucional abrió el debate sobre el derecho a la información, la libertad de expresión y la distribución de la pauta oficial

Esta semana se puso en marcha en la Comisión de Declaraciones, Derechos y Garantías de la Convención Constituyente de Santa Fe una serie de audiencias públicas con instituciones, organizaciones y personas que presentaron propuestas para reformar la Constitución provincial. Entre ellas, se destacó la exposición del proyecto que propone ampliar el contenido del Artículo 11, que actualmente garantiza la libertad de expresión, la enseñanza, el aprendizaje y la prohibición de la censura directa o indirecta contra la prensa.

En este marco, representantes de organizaciones sindicales y educativas vinculadas al periodismo, como la Asociación de Prensa de Santa Fe (APSF), el Sindicato de Prensa Rosario (SPR), universidades e institutos de comunicación y el Foro Argentino de Radios Comunitarias, presentaron una iniciativa que busca constitucionalizar el derecho a la información, el acceso irrestricto a fuentes públicas, y una distribución justa y transparente de la pauta oficial.

El primero en exponer fue Pablo Jiménez, secretario general de la APSF, quien destacó el carácter colectivo de la propuesta: "Trabajamos junto con la CTA de los Trabajadores, el SPR, la Universidad de Rosario, el Instituto Superior Número 12, el Instituto 8, FARCo y otras entidades. Es un proyecto que busca representar a todos los trabajadores y trabajadoras de prensa de la provincia", explicó.

Jiménez hizo especial énfasis en la necesidad de que el Estado garantice el funcionamiento de medios públicos, y que la pauta oficial se distribuya también a medios cooperativos y autogestivos, no solo a los comerciales.

"Esta es una nueva realidad de conformación de la comunicación. Pretendemos que a través de esta diversidad no haya monopolios ni oligopolios en la provincia, una tendencia peligrosa que atenta contra la pluralidad de voces y la participación democrática", afirmó.
A su turno, Florencia Sanjulián, abogada del SPR, reforzó la idea de que el nuevo artículo debe ser abarcativo y garantista, destacando que debe contemplar la protección irrestricta del secreto de las fuentes y sus herramientas de trabajo, como archivos o dispositivos electrónicos.

Además, pidió que el acceso a la información pública esté garantizado como un derecho amplio, gratuito, inmediato y en formatos abiertos, y que se reconozca su valor tanto para la ciudadanía como para el ejercicio profesional del periodismo.

San Julián también propuso que la nueva norma articule el derecho a la información y la libertad de expresión con el derecho a la intimidad, estableciendo que los posibles daños sean reparados vía acciones civiles y no penales, y limitados a personas privadas, excluyendo a funcionarios públicos: "Eso hace al corazón del debate democrático y al derecho de la ciudadanía de conocer el funcionamiento del poder".
El cierre de la presentación estuvo a cargo de Edgardo Carmona, secretario general del SPR, quien dio un mensaje contundente sobre la gravedad de la situación que vive el periodismo en la Argentina actual.

"Esta Constitución debe tutelar un derecho que está muy vapuleado, poco considerado y subvaluado, que es la información. No se puede construir una sociedad feliz con mentiras y manipulaciones permanentes", comenzó.

"Nosotros tenemos que asegurar que la información fluya, horizontal, veraz, plural y federal en todo el territorio de la provincia", expresó.

Carmona advirtió sobre el deterioro de las condiciones para ejercer la profesión y denunció una estrategia de estigmatización hacia los periodistas: "Las estamos pasando mal. Queremos hacer periodismo de calidad. En esa fuente abreva la democracia con densidad. No se puede construir una democracia representativa y republicana con un gobierno nacional que nos amenaza, que judicializa la crítica y la disidencia".

El dirigente también apuntó al plano local: "En Rosario hay connivencia entre el poder político y el empresariado de prensa. No se puede trabajar libremente, no podemos estar atados a la pauta publicitaria. Con temor y sorpresa veo que ningún partido político propone que la pauta oficial esté regulada por ley".

Finalmente, Carmona cuestionó la concentración mediática y pidió que se garantice la responsabilidad social de los empresarios de medios, ya que la información, dijo, "no es de ellos, ni nuestra, sino de cada uno de los ciudadanos santafesinos".

"Reclamamos que esta Constitución sea un mojón definitivo para cambiar la cultura de nuestra dirigencia y de nuestro pueblo. Que abracemos la libertad de la información como un bien tutelado por el Estado y definitivamente asentado en la construcción democrática de nuestra República", concluyó.

Con esta exposición, la comisión dio inicio a una serie de audiencias que seguirán recibiendo propuestas de distintos sectores para enriquecer el debate en torno a los derechos fundamentales de la ciudadanía en la futura Constitución santafesina.

martes, 29 de julio de 2025

La libertad de expresión bajo ataque en la Argentina de Milei

El ataque a periodistas y el deterioro a la libertad de expresión en la Argentina. Las denuncias y advertencias sobre el tema de organismos nacionales y internacionales. La asimetría entre gobernantes y gobernados. La responsabilidad colectiva de salvaguardar el debate público
Por Diego de Charras* y Larisa Kejval**

El pasado 22 de julio en ocasión de lo que se denominó Derecha Fest, un evento del partido de gobierno, se impidió la cobertura informativa por parte de la periodista de este medio Melisa Molina y se la amedrentó. Hace poco tiempo, se calumnió para intimidarla a través de un video de contenido sexual generado con inteligencia artificial a otra periodista, Julia Mengolini. Unos días después el mismo presidente iniciaba causas judiciales contra la propia Mengolini, Jorge Rial, Fabián Doman, Mauro Federico y Nicolás Lantos vinculadas a sus análisis y opiniones. Dos meses antes lo había hecho contra Ari Lijalad, Carlos Pagni y Viviana Canosa. El año pasado su ministro de justicia, Mariano Cúneo Libarona, inició la saga contra Darío Villarruel y Nancy Pazos. Todo bajo la consigna “No odiamos los suficiente a los periodistas”. Esa diatriba sirvió de marco para que fuerzas de seguridad dispararan y pusieran en riesgo la vida del reportero gráfico Pablo Grillo o un grupo de partidarios del gobierno golpearan en un lugar público al periodista Roberto Navarro.

Hace medio año publicábamos el "Informe sobre libertad de expresión en Argentina 2024" elaborado conjuntamente por la Carrera de Comunicación de la UBA, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires. Allí se resumía: "Censura, hostigamiento, precarización y despidos a periodistas; violencia y criminalización contra personas que toman la voz pública; retracción de políticas de comunicación y desmantelamiento de medios y organismos públicos; obstáculos en el acceso a la información pública; asignación discrecional de fondos publicitarios; ciberacoso y vigilancia digital, son algunos de los grandes ejes a partir de los cuales es posible agrupar y dar cuenta de los hechos ocurridos desde la llegada de Javier Milei a la presidencia en materia de libertad de expresión".

En un sentido similar, en mayo de este año se divulgó el Informe Anual de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la OEA que registró "un deterioro acelerado del ambiente para el ejercicio de la libertad de expresión en Argentina, caracterizado por la baja tolerancia del Poder Ejecutivo hacia las críticas y los procesos deliberativos (…) la Relatoría observó declaraciones oficiales que buscaban desincentivar la libertad de expresión y exaltar la represión policial".

En una línea similar, se manifestó la organización internacional Reporteros sin Fronteras en su Informe 2025: "Las injurias, la difamación y las amenazas por parte de la administración de Javier Milei hacia los periodistas y los medios críticos son una constante desde su llegada al poder". Del mismo modo, lo hicieron nueve relatores especiales de Naciones Unidas en una carta remitida al gobierno argentino donde expresaron su seria preocupación ante "el deterioro grave de las libertades fundamentales y del espacio cívico en la República Argentina desde diciembre del 2023".

En el plano nacional, el reciente monitoreo sobre manifestaciones públicas de la Comisión Provincial de la Memoria señala que "el incremento exponencial de los hechos de represión que ocurrieron en 5 de cada 10 movilizaciones en el primer semestre de 2025, contra 3 de cada 10 movilizaciones durante 2024, da cuenta de la decisión del Gobierno nacional de profundizar el camino represivo por sobre el diálogo y la construcción democrática".

En síntesis, la gravedad del deterioro del debate público en nuestro país es advertida por instancias nacionales e internacionales. Para los simpatizantes de Milei, sin embargo, se trata de que “habla como habla la gente”. En este tipo de afirmaciones se evidencia la negación cínica de la responsabilidad de la investidura presidencial y de la posesión del monopolio de la fuerza. En otras palabras, se expresa la negación de la asimetría entre gobernantes y gobernados.

Una preocupación central de las constituciones modernas ha sido limitar los poderes con contrapesos y fórmulas de equilibrio y, sobre todo, propulsar la participación y el debate social. La expresión de la diferencia y la crítica respecto de los gobiernos, así como el debate público sostenido en datos y argumentos, se constituyen en condiciones para la toma de decisiones de la ciudadanía y para la vida democrática en su conjunto.

Por el contrario, asistimos a una práctica sistemática de ataque dirigido específicamente a una de las instituciones que ha configurado su rol social en torno la producción de información, la argumentación y la prosecución de verdad como trabajo de cara a la sociedad: el periodismo. ¿Hasta cuándo? La responsabilidad por la salvaguarda de la información precisa en pos del debate público no es sólo del gobierno de turno, sino de todo el sistema político argentino que viene mirando hacia otro lado. En su defecto, sólo nos quedará el regodeo de tribus aisladas en burbujas algorítmicas de creencias. Quizás, ese sea el proyecto político ideológico de este tiempo.
* Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales UBA
** Directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación UBA

Fuente: La Ventana, PáginaI12

Juan Carlos Tizziani 1953 - 2025

Juan Carlos Tizziani, periodista santafesino con casi cuarenta años de trayectoria, falleció el lunes 28 de julio a los 72 años. Su nombre se convirtió en sinónimo de periodismo comprometido, riguroso y éticamente inclaudicable en la provincia de Santa Fe. A lo largo de su carrera, se consolidó como una figura clave en la cobertura política y judicial, especialmente en temas vinculados a derechos humanos, justicia, salud pública y educación.

Norteño, nacido en 1953 en Vera, Santa Fe, publicó su primera nota en la revista Ecos, dirigida por Agustín Luis Rossi, maestro y fundador del Colegio Nacional de Vera. Desde entonces, forjó un estilo propio: crítico, documental, meticuloso y profundamente independiente. Su cobertura constante de temas sensibles y estructurales lo distinguió dentro de un oficio que, para él, implicaba tanto una vocación como una forma de intervención política y moral.

En el ámbito radial, trabajó en LT9 Radio Brigadier López y LT10 Radio Universidad del Litoral, donde fue gerente de noticias y columnista político en programas como Puntos de Vista (1984), Hora de Retorno (1989) y Café y Bar (1990). También dirigió Radio Nacional Santa Fe durante los primeros años de la democracia, contribuyendo a consolidar medios públicos comprometidos con la pluralidad informativa.

En prensa escrita, fue secretario de redacción de los diarios El Matutino y El Litoral de Santa Fe, y corresponsal de Los Mejores (LT8) y del diario Castellanos de Rafaela. A partir de 1998, se incorporó como corresponsal del diario RosarioI12 en Santa Fe, donde trabajó hasta su jubilación en junio de 2023. Su pluma incisiva y su capacidad para conectar las pequeñas historias con los grandes procesos históricos marcaron una etapa del periodismo regional.

Durante décadas, Tizziani cubrió con precisión y compromiso los juicios por delitos de lesa humanidad en la provincia, contribuyendo a sostener la memoria y el reclamo de justicia. Una de sus investigaciones más recordadas ayudó a esclarecer el caso de María Carolina Guallane, quien gracias al trabajo periodístico recuperó su identidad como Paula Cortassa, hija de desaparecidos durante la dictadura.

Rechazó homenajes oficiales tras su retiro, como gesto de coherencia con su crítica a la falta de apoyo institucional hacia el periodismo independiente. Su legado trasciende lo informativo: es también ético y pedagógico. Juan Carlos Tizziani deja una marca profunda en el periodismo y en todos aquellos que lo leyeron, lo escucharon o trabajaron a su lado.

Un faro para tantos lectores
Periodista de raza, íntegro y vehemente, fue fundamental desde los medios de comunicación de Santa Fe para las investigaciones en derechos humanos, entre muchos temas que abordó.
Por: Sonia Tessa

Cuando me desperté, encontré el mensaje de Nélida Carbognani, su compañera: "Anoche falleció Juan". Y con esas tres palabras, entró la tristeza.

Juan Carlos Tizziani fue corresponsal de RosarioI12 en Santa Fe durante 25 años.

Se jubiló en junio de 2023; su salud estaba en riesgo: cada nota era, para él, una cuestión de vida o muerte.

No fue fácil para el periodista que dirigió Radio Nacional Santa Fe durante la recuperación democrática ser testigo de la degradación de la democracia que ayudó a construir.

Fue periodista político y se especializó en incomodar al poder.

Nació en 1953 en Vera, y jamás olvidó sus orígenes. Más de cuarenta años después, recordaba que su primera nota fue publicada en la revista Ecos, que dirigía el maestro y fundador del Colegio Nacional de Vera, Agustín Luis Rossi.

De nuestras comunicaciones cotidianas durante años, podría contar muchísimas cosas. Era un maestro de la argumentación.

Cuando escracharon en Laguna Paiva a Agustín Rossi —el hijo del maestro de Vera—, Juan lo tomó como una afrenta personal. Porque los dueños del país se atrevían a hacerle a un representante democrático lo mismo que repudiaban y perseguían si se trataba de reclamos de trabajadores.

Pero también porque no podía tolerar esa violencia. Un día me contó: "Mi hija se llama Raquel por la mamá de Agustín, que era maestra de la escuela de Vera". Lo personal, para él, era político.

La defensa de la escuela pública, de la salud pública, de las políticas de derechos humanos eran una cuestión personal. Le llevaron la vida.

Entre tantas otras, fue inolvidable su tapa: ¿Y si Carolina es Paula?*, el resultado de una investigación de meses. Fue su intuición y tenacidad periodística la que ayudó a develar que María Carolina Guallane era Paula Cortassa, hija de desaparecidos.

"María Carolina Guallane enfrentó ayer las cámaras y los flashes con la templanza que demostró estos días. A su lado estaban sus padres adoptivos, Jorge y María, pero le puso palabras a su historia. ‘Mi verdadero nombre es Paula Cortassa’, dijo al final del día que le cambió la vida. Rodeada de periodistas, mencionó a sus dos padres de sangre: Enrique Cortassa y Blanca Zapata, militantes políticos que cayeron en la masacre del '77. Contó su reencuentro con la abuela paterna, Delfina Cortassa, después de 22 años, y prometió visitar antes del fin de semana a la otra abuela, la materna, Isabel Zapata, para que ‘no se ponga celosa’. Con el corazón a los saltitos, Carolina dejó claro que su camino por conocer la verdad recién empieza: ahora quiere saber si tiene un hermano o una hermana".

Así escribía Juan.

Abordó todos los temas vinculados con los derechos humanos en la ciudad de Santa Fe, y en toda la provincia. Siguió los juicios por delitos de lesa humanidad, estudió expedientes con toda solvencia, honró el periodismo.

Cuando tomaba un tema, no lo soltaba.

Y escribió muchas notas buscando justicia. Era un justiciero.

Dice su descripción en PáginaI12: "Trabajó en LT9 Radio Brigadier López y en LT10 Radio Universidad del Litoral, donde fue gerente de noticias y columnista político en programas recordados: Puntos de vista (1984), Hora de retorno (1989) y Café y bar (1990). Dirigió Radio Nacional Santa Fe. Exsecretario de redacción de los diarios El Matutino y El Litoral. Excorresponsal de Los mejores (LT8) y del diario Castellanos de Rafaela".

Lo que no dice es que su integridad era proverbial.

Después de su jubilación, Carlos Del Frade quiso hacerle un homenaje en la Legislatura provincial. Lo rechazó sin atenuantes: no quería tener nada que ver con el estado actual de la política.

Era terco y cabrón, también. Desde su jubilación, ya nadie discute con su vehemencia el enfoque de una información, el seguimiento de un tema, la estricta evaluación de los efectos políticos de cada cobertura.

Trabajó hasta los 70 años. Hablé una sola vez con él después de que se jubiló. Me contó que estaba disfrutando de su patio, de los árboles, del tiempo libre.

Le repetí mi admiración y cariño.

Sé que no soy la única: fue el maestro de periodistas de la ciudad de Santa Fe, el confiable receptor de las noticias de cientos de fuentes y, lo que es más importante, el faro de muchos lectores.

Gracias por tanto, Juan.

Desde Santa Fe
Por: Horacio Vargas
"Mirá que yo no uso el off the record",  fue lo primero que me aclaró en un tono exageradamente dramático cuando le propuse trabajar como corresponsal de Rosario/12 desde Santa Fe. Habíamos hablado de que le gustaba el proyecto del suplemento local. Y lo que me generó esa charla, sus textos, era que estaba frente a un animal de la prensa escrita. Era de una honestidad intelectual inigualable, era un redactor como pocos.

Cuando publiqué la biografía de Carlos Reutemann lo primero que hice fue llamarlo para pedirle colaboración, aportó archivos sin dejar de criticar al biografiado, y luego le pedí que presentara el libro en una librería de Santa Fe, su ciudad. Una sobrina mía me envía ahora la foto de ese encuentro. Yo con barba negra tupida lo escucho atentamente; él siempre igual, serio, duro, riguroso…

Era fanático de River, del River que ganaba todo hace muchos años. Un día le conté por teléfono –porque en la historia del periodismo gráfico el jefe de Redacción hablaba diariamente a través de un aparato grande y negro con el corresponsal de Santa Fe para pautar notas- que mi hijo de 10 años me amenazaba con hacerse hincha de un equipo que ganara torneos. "Pasame tu dirección postal", me dijo. A los dos días llegó el regalo: la camiseta de River para el pibe.

Cuando se produjo la gran inundación de la ciudad de Santa Fe me llamó por teléfono con la voz triste. Me rogó que lo relevara de cubrir los hechos. "No puedo, Horacio, no puedo escribir…", se sinceró. Y durante días no supe nada de él. Después me enteré de que se había refugiado en su casita de las afueras de la ciudad capital para soportar la tristeza.

Tengo en mi oficina de la redacción una reproducción de una tapa de Rosario/12 con un título central que recuerdo haber hecho: "¿Y si Carolina es Paula?". "Las fotos que publicó Rosario/12 en su tapa con aquella pregunta, tuvieron su respuesta: María Carolina es Paula", escribió Juan Carlos Tizziani en alusión a un caso que, gracias a su capacidad para investigar por la verdad histórica, permitió identificar a María Carolina Guallane como Paula Cortassa, hija de desaparecidos. 

Chau Juan Carlos, espero tu llamado desde Santa Fe.

Juan Carlos
Por: Agustín Rossi
Juan Carlos Tizziani nació en Vera. Tenía 2 hermanos, Mario y Patricia, ésta ultima periodista igual que él.

Vivían a media cuadra de la plaza, cerca de la única bicicletería del pueblo.

Hizo su escuela secundaria en el viejo Colegio Nacional Mixto (así se llamaba), hoy Instituto superior Dr. Agustín Luis Rossi.

Mi padre, Agustín Luis era el Rector. Mi mamá, Raquel, era docente.

Allí en Vera y en el Colegio, se encontró con su novia de la adolescencia, Nélida Carbognani, quien se convirtió en su compañera de toda la vida:

Fue el primer Presidente del Centro de Estudiantes, llamado entonces Club Colegial, creo recordar en los años de la dictadura de Onganía

El Colegio publicaba una revista, ECOS. Juan Carlos contaba que allí escribió su primera nota.

En su paso por el Colegio, construyó (construyeron junto a Nélida) una relación entrañable con mis padres.

Recuerdo a mi padre, hablar con admiración y cariño de su alumno.

Periodista comprometido, con conciencia crítica, defensor e causas nobles, militante por los DDHH. honesto e insobornable.

Recuerdo la indignación que tenía cuando, en el contexto del debate sobre la resolución 125, fui agredido en Laguna Paiva y Reconquista.

En ocasión de presentar el libro de mi autoría "Hombre de Palabra" tuvo la generosidad de acompañarme en la Ciudad de Santa Fe. Sus palabras entre otras fueron: "venimos del mismo pueblo, Vera, en el norte postergado". Elogió el libro, habló de Vera y del Colegio, y quizás sin saberlo, expresó el mayor elogio que, como hijo, escuché de mi padre: "Rossi era una buena persona "

Hace un rato hablé con Nélida: "Los queríamos tanto a tus padres que nuestros hijos se llaman Agustín y Raquel, en homenaje a ellos".

Gracias por tanta honestidad y valentía, por tu defensa de ideas y valores. Y gracias por tanto afecto que vos y Nélida nos regalaron.

Allá va Juan Carlos, con sus alforjas llenas de sueños, que acuñó en Vera y sembró en toda la provincia, a desparramarlos por otros lares.

Vuela alto, querido amigo.

Despedida
El Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe expresa su pesar por el fallecimiento de Juan Carlos Tizziani. Periodista de una trayectoria admirable en medios radiales y gráficos que lo hicieron un protagonista clave de su profesión en nuestra historia reciente. 

Los temas que asumía se apartaban de lo efímero y cubrían las principales luchas por una sociedad más justa que supere los estragos genocidas de la última dictadura cívico-militar. 

Así contribuyó con la mayor solvencia profesional al sostenimiento de la memoria sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en nuestra región y a la denuncia de sus cobardes perpetradores. 

Su ejercicio del periodismo nos hizo también conocer la nobleza e integridad de su persona. El movimiento de derechos humanos valorará siempre su ejemplar tarea contra los privilegios de la impunidad y por una democracia de real igualdad.

(*)¿Y si Carolina es Paula?
"Pero si ésta soy yo... ¿Qué me están mandando?", se preguntó Carolina Guallane cuando recibió la foto de Paula. Fue uno de los disparadores que llevaron a realizar estudios de ADN para establecer su verdadera identidad. "Los días parecen más largos", dijo. La similitud entre la imagen de la chiquita --que se publica en exclusiva en la tapa de esta edición-- con la que Carolina tenía hace 21 años, aceleraron estudios de ADN, adelantados por RosarioI12.
Por: Juan Carlos Tizziani, 28 de octubre de 1988
Cuando María Carolina Guallane recibió una foto de Paula, la nena de un año que desapareció en Santa Fe junto con su papá y su mamá embarazada, durante la masacre de 1977, creyó que era un broma de mal gusto. "Pero si ésta soy yo... ¿Qué me están mandando?", se preguntó. El parecido entre la imagen de esa chiquita --que se publica en exclusiva en la tapa de esta edición-- con la que ella tenía hace 21 años, las coincidencias en las fechas y otros datos que se mantienen en reserva, movilizaron entonces a dos familias -- una rosarina y otra entrerriana-- a realizarse los estudios de ADN, tal como lo reveló RosarioI12 el domingo último. Las muestras se tomaron el 1§ de setiembre y ahora están en manos del Banco Nacional de Datos Genéticos que funciona en el Hospital Durán de Buenos Aires, deberá verificar si la joven tiene lazos sanguíneos con esas familias que fueron diezmadas por la dictadura: entre las dos sufrieron el secuestro y asesinato de tres hombres, ignoran que pasó con la pareja que cayó en Santa Fe, alientan la esperanza de recontrar una nieta, y se preguntan dónde está el bebé que debía nacer en febrero del '77, época en que el Ejército depositó a María Carolina en la Casa Cuna.

"Todos estamos ansiosos por ver si estas abuelas son mis abuelas biológicas", dijo la joven al referirse a dos de las seis mujeres que aceptaron hacerse los ADN. Una tiene 83 años, la otra 69 años y se reencontraron hace casi dos meses en Rosario, después de no verse desde los tiempos del terror.

María Carolina ratificó ayer lo que adelantó este diario. "Estos meses que tardan los resultados del análisis son duros de pasar. Los primeros días pasan, pero ahora que estamos a punto de saber el resultado los días parecen más largos. Bueno, todos estamos ansiosos por saber el resultado de los ADN y ver si estas abuelas, una de Rosario y otra de Entre Ríos, son mis abuelas biológicas", afirmó la joven en un diálogo con el periodista Guillermo Tepper, por la emisora LT10.

--¿Ellas han tomado contacto con tu papá, con tu mamá? Tengo entendido que hay fotografías y parecidos.

--Claro, por el parecido. Cuando recibimos un llamado anónimo en mi casa, en Venado Tuerto, una mujer dejó un número de teléfono. Mi mamá en ese momento estaba en Rosario, se comunicó con esa señora y ella dio una dirección. Allí se dirigió mi mamá, acompañada por una ex militante, estos que están dispuestos a trabajar sin parar hasta que yo encuentre mi verdadera identidad. Fueron a ese lugar y se encontraron con una abuela de 83 años. Ella vive sola, su esposo murió y su único hijo está desaparecido. Fue difícil hablar de esa historia.

--Ya había cerrado la historia.

--Claro. Hasta que comenzó a mostrar fotografías.

--Hay parecidos físicos...

--En realidad la primera foto que mi mamá vio fue la de la nuera. Podríamos decir la mamá de Paula, la nenita en cuestión, no se sabe si soy yo o no. El parecido de la mamá con Paula y conmigo es...

--¿Es notable?

--Si, es notable. Y días después me mandaron una fotito de Paula que me pareció una broma de mal gusto. Cuando vi la foto dije: "si ésta soy yo, ¿que me están mandando?".

--¿Tan parecida son?

--Realmente yo lo sentí así. Por ahí, uno trata de ser frío en estas circunstancias, pero cuando vi la foto de la mamá de Paula dije: "no, no es parecida a mi". Uno quiere poner una barrera siempre...

--Claro, uno se escuda un poquito, por las dudas...

--Si, por supuesto, no me quiero ilusionar. No quiero decir, sí es parecida a mi, o yo soy parecida a ella. Pero cuando vi la fotito de la nena que no tenía ni siquiera un año de edad, cuando sus padres partieron rumbo a Santa Fe, realmente dije: "ésta soy yo". Y eso movilizó a las Abuelas de Plaza de Mayo a hacer con mayor rapidez los estudios de ADN.

--Esta historia podría coincidir con las que se investigan en Santa Fe sobre la misma época.

--Si, podrían coincidir, porque esta pareja partió rumbo a Santa Fe. En el diario Rosario/12 se publicó que esta mujer estaba embarazada, aparte de tener una hija, Paula, de menos de un año.

--¿Estas historias pueden coincidir en el tiempo y en el lugar?

--Claro.

--¿Y esta abuela qué recuerda del hecho, de la desaparición de la nieta?

--Sólo recuerda que una madrugada los encapuchados entraron a su casa y revolvieron todo. Que buscaban a su hijo, pero él, su esposa y su hijita ya no estaban en Rosario. Habían partido hacia Santa Fe, y después aparentemente mataron a la pareja.

--Por supuesto que los análisis científicos le darán certeza a la coincidencia, pero no deja de ser una esperanza.

--Seguimos con estas barreras, pero más allá de los parecidos en las fotos, que son impresionantes, está la posibilidad del no. Pero, bueno, estamos muy esperanzados y las dos familias también. Tenían mucho miedo al principio, fue muy difícil convencerlos de que se hagan el análisis, tenían terror.

--¿Por revolver el pasado, porque se reabren heridas?

--Si, la familia de Entre Ríos en aquellos años vivía en Rosario. Fue muy difícil para ellos volver a Rosario, pisaron la ciudad y temblaban de miedo. Es una familia muy diezmada, muy sufrida. Fue difícil revolver el pasado y decirle: "bueno, a lo mejor su nieta Paula puede estar viva". Pero, aceptaron hacerse los análisis y ahora están tan ansiosos como yo.

--¿Los conocés?

--No, no conozco a ninguno de ellos, pero estoy contenta porque si este resultado es positivo tengo dos familias que me aceptan. Que era uno de mis temores.
Denuncian el copamiento político de la Oficina de Investigaciones
Una declaración que es casi como una confesión
Uno de los testimonios en la causa contra Marcelo Sain dejó al desnudo una trama ubicada en el origen de la causa judicial que es un "lawfare a la santafesina"
El diputado Maximiliano Pullaro es considerado el mentor de funcionarios de la OI. . Imagen: Andres Macera

Por: Juan Carlos Tizziani, 6 de febrero de 2022
Uno de los declarantes en la causa contra Marcelo Sain reveló cómo fue el pacto entre el jefe del Ministerio Público de la Acusación Jorge Baclini y el ex ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro para colonizar el Organismo de Investigaciones del MPA con militantes de la UCR. El analista Laureano Gabriel Brufal aportó la prueba en un sumario interno en el que admitió su pertenencia al "pullarismo" y dijo que él y sus colegas no llegaron al Organismo de un "repollo", sino que su "génesis estaba dentro de la política". "Los soldaditos de Pullaro", los llamó el criminólogo Enrique Font al repasar el proceso de copamiento y politización del OI y se preguntó si esa estructura que entró "por la ventana que abrieron Baclini y Pullaro" es la misma que hoy está detrás de "las operetas y el lawfare a la santafesina contra Sain y su equipo". La confesión de Brufal generó varias reacciones. "El MPA es una institución judicial cooptada por Pullaro y sometida a sus intereses políticos". "La historia es mucho más oscura de lo que contaban", advirtió HIJOS Rosario.

Al describir lo que llamó la "realidad", Brufal dijo que los "analistas" del Organismo de Investigaciones del MPA accedieron a sus cargos desde el "palo civil, porque algunos, como en mi caso, venimos de la política. Otros vienen ya de una relación o de un trabajo previo en la Fiscalía, donde pasaron como practicantes. Esa es la realidad", contó.

"Nuestra génesis estaba dentro de la política", admitió Brufal. "Yo en su momento llego a la Fiscalía de Delitos Económicos y Complejos, que fue mi paso previo al Organismo (de Investigaciones), en agosto de 2016, por el pullarismo".

"Después, cuando (el fiscal Adrián) Mac Cormack decide prescindir de mis servicios, paso al Organismo de Investigaciones. Esa es la realidad. Más de uno de los analistas tienen todos algún tipo de raíz política. En el caso de (su colega) Facundo (Bonboni), era amigo del diputado Juan Cruz Cándido".

Esa es "la manera en que los analistas llegan" al Organismo de Investigaciones. "Si me preguntan, puedo decir de dónde viene cada uno. Por más que algunos quieran decir que vienen de un repollo, no, todos sabemos más o menos de dónde venimos", ratificó.

"La realidad nuestra era que hasta que no fuimos personal técnico criminalista, éramos contratados del Ministerio de Seguridad. Le facturábamos todos los meses al Ministerio de Seguridad. Hasta que en un momento (el subdirector del Organismo), Víctor (Moloeznik) y la (jefa de Inteligencia Criminal de la Zona Sur), Débora (Cotichini) nos dicen: ‘Chicos está la posibilidad de que sean planta del Poder Judicial, a través de la ley del Organismo". ¿Cómo era la operación? "Primero, tienen que pasar a la planta del Estado. La forma más fácil es que primero sean policías. Esto ya hablado entre Pullaro y Baclini". Y después, pasar a la plantilla del Poder Judicial.

"En ese momento, éramos todos analistas, no había personal policial de seguridad en el Organismo, que era mucho más chico. Obviamente, todos dijimos que sí. El objetivo estaba en pasar al Poder Judicial. Bueno, anotamos nuestros nombres".

-¿Dependían ustedes del Ministerio de Seguridad? –le preguntaron en el sumario.

-Yo, del Ministerio de Seguridad.

-Perfecto.

-Específicamente, yo dependía de la estructura policial de la Agencia de Investigación Criminal, la ex PDI -contestó.

-No tengo más preguntas –cerró el sumariante.

El criminólogo Enrique Font analizó los hechos en la escalada de la "degradación institucional" del MPA y el OI. "¿Saben por qué en Santa Fe tenemos los tremendos problemas de seguridad que tenemos?, se preguntó. Por políticos y funcionarios sucios como una papa que usaron la Fiscalía, el Ministerio de Seguridad y el Organismo de investigaciones, para:

"1. Darle empleo con estabilidad judicial a militantes radicales de su espacio, familiares y amigos. No importa si para eso llenaban de gente sin formación, experiencia y trayectoria la OI. O sea, arruinás un área clave del Estado para producir investigaciones e inteligencia criminal".

"2. Al colonizar con inútiles partidarios endeudados un área clave del Estado los ‘jefes’ como Pullaro tienen a sus soldaditos y a capangas como Moloeznik (que empezó de soldadito) para garantizarse impunidad cuando ellos y sus amigos son investigados".

"3. La colonización político partidarias con inútiles endeudados del MPA y de la OI también resulta esencial para hacer operetas pedorras como el caso de lawfare a la santafesina contra Sain y su equipo".

"El problema adicional de todo esto es que tenés un MPA y un Organismo de Investigaciones absolutamente inservible para cumplir con sus funciones manifiestas y entonces la seguridad está como está en Santa Fe".

Font recordó que la "colonización político partidaria" del MPA con "serviles, familiares y amigos" se remonta a su origen. "Por eso, tenemos la fiscalía que tenemos y las cosas están como están en la provincia. En la gestión de Antonio Bonfatti pasó lo mismo en Seguridad. Un ministro sin ninguna experiencia metió más de 90 militantes partidarios, familiares y amigos sin ninguna formación ni experiencia. ¡Así fue la gestión! Luego, se fueron al MPA, a la Defensoría del Pueblo y otros (asumieron como) jueces".

Asi que ante "la situación de la seguridad" en la provincia, lo "mejor" sería "cuestionar a los responsables de la degradación institucional que nos llevó adonde estamos. Y no olvidar ni repetir estás prácticas. Porque las consecuencias son catastróficas", concluyó.
Fuentes: RosarioI12, Archivo Señales

lunes, 28 de julio de 2025

Menem: un caso testigo sobre los límites entre el derecho a la imagen y la libertad de expresión artística

La autorización para emitir la serie reavivó la discusión sobre los límites del derecho a la imagen y la intimidad frente a la libertad de expresión artística
En los últimos años, la industria audiovisual argentina ha experimentado un auge de producciones biográficas −también conocidas como biopics ficcionadas− sobre figuras públicas. Casos como la serie sobre Diego Maradona, Monzón o Fito Páez han enfrentado objeciones y reclamos basados en la protección de la imagen y la intimidad. Este contexto plantea desafíos legales cada vez más frecuentes y complejos para productoras, plataformas y equipos jurídicos. De esta forma, el caso Menem se presenta como un ejemplo paradigmático de este tipo de obras y las cuestiones legales que pueden traer consigo.

Protagonizada por Leonardo Sbaraglia en el rol del expresidente y Griselda Siciliani como Zulema Yoma, la producción pone el foco en la etapa de ascenso político de Menem, abarcando desde sus años como gobernador de La Rioja hasta su llegada a la Presidencia y los hitos más significativos de su mandato. La historia está contada a través de la mirada de un fotógrafo de la provincia, personaje ficticio interpretado por Juan Minujín, que cumple el rol de testigo de los hechos y, de este modo, se inmiscuye en el círculo político que rodeó al protagonista. Creada por Mariano Varela y dirigida por Ariel Winograd, la serie promete una visión completa y atractiva sobre los atrayentes sucesos en torno a la vida del exmandatario.

Antecedentes: la medida cautelar y su impacto
La controversia judicial que rodeó a la serie "Menem" tuvo su punto de partida en un planteo promovido por uno de los herederos del expresidente. Carlos Nair Menem, hijo de Carlos Saúl, solicitó una medida cautelar en el marco del proceso sucesorio de su padre. Allí argumentó que la emisión de la serie vulneraría supuestos derechos de imagen del expresidente, así como los invocados derechos económicos que −según sostuvo− formarían parte del acervo hereditario y requerirían el consentimiento de todos los herederos para su explotación.

El Juzgado de Primera Instancia inicialmente hizo lugar a la medida solicitada y suspendió provisoriamente el estreno de la Serie, hasta tanto recibiera información que esclareciera las cuestiones atinentes a los derechos que de ella se derivan. Más allá de la provisoriedad de la medida, la decisión judicial reavivó el debate en la industria audiovisual local sobre el impacto de este tipo de medidas preventivas para obras basadas en hechos de interés público. La repercusión en los medios de comunicación fue amplia y alimentó la discusión acerca de los límites entre la protección de los derechos de la personalidad y la libertad de expresión artística.

En representación de Contribution S.R.L. (Claxson Argentina), el equipo de Marval O’Farrell Mairal, en conjunto con Máspero Abogados, realizó una presentación en la que solicitó que se deje sin efecto la medida cautelar, en virtud de los argumentos que esgrimimos y la documentación que acompañamos. Entre los argumentos más relevantes se destacó que, conforme surge de las autorizaciones acompañadas, el propio Carlos Saúl Menem otorgó en vida los derechos a Claxson para la realización de la Serie y el uso de su imagen, por lo que la medida era improcedente.

De este modo, el equipo de Marval estructuró la defensa sobre pilares constitucionales y convencionales, como son la protección de la libertad de expresión, la libertad de creación artística y el interés público de la obra.

Este caso implicó una coordinación estrecha entre distintas áreas de práctica, realizando una labor verdaderamente interdisciplinaria. El equipo de Litigios de Marval y, en particular, el área de Familia y Sucesiones −con la intervención de los socios Rodrigo F. García y Martín Vainstein− lideraron la estrategia procesal para cuestionar una medida que excedía claramente el marco del proceso sucesorio. En paralelo, el área de Propiedad Intelectual −liderada por Gustavo P. Giay− trabajó en la defensa de la obra como creación protegida y en el derecho de Claxson a producir y difundir la serie bajo las garantías de la libertad de expresión. Asimismo, se contó con la colaboración de Gabriel Máspero, del Estudio Máspero Abogados, especializado en propiedad intelectual y derecho del entretenimiento, quien aportó valor técnico clave para reforzar la defensa.

Fundamentos del levantamiento de la medida cautelar
El Juzgado Civil interviniente resolvió levantar la medida cautelar, acogiendo los argumentos centrales de la defensa. En su resolución, luego de analizar la documentación aportada por Claxson Argentina, el Juez consideró que la transmisión de los derechos para el desarrollo de la Serie habría sido realizada inter vivos por el propio Carlos Saúl Menem, y que eso excluiría que dichos derechos formen parte del acervo hereditario.

El caso "Menem" marca un precedente valioso para la industria audiovisual argentina y regional en lo que refiere a la protección de la imagen y la intimidad. Para Marval O’Farrell Mairal, esta experiencia evidencia la importancia de la estrategia jurídica y la colaboración entre las áreas de práctica de Propiedad Intelectual y de Familia y Sucesiones para proteger los intereses de los clientes.
Fuente: Marval O’Farrell Mairal

domingo, 27 de julio de 2025

En el momento más crítico, el Mensajero del Poblador Rural de LU4 Radio Nacional no salió al aire

Blanca Aranda, viuda de Purzel, falleció este domingo en Sarmiento tras una larga lucha contra el cáncer. Uno de sus hijos, que se encontraba en el campo, no pudo enterarse a tiempo de su muerte: el único canal de comunicación, LU4 Radio Nacional Patagonia Argentina, no emite el "Mensajero del Poblador Rural" los fines de semana.

Desde la llegada de Javier Milei y la nueva gestión de Radio y Televisión Argentina, las filiales de las radios nacionales están apagadas en diversos horarios, eliminaron la programación local y con esta medida quedan afuera la difusión de servicios esenciales, cómo poder comunicarle a la propia comunidad las cosas que están pasando en ese lugar.

"¿Sabés qué, Caro? Tenemos un problema. Mamá estaba muy mal… y recién me acaba de decir mi hermano que falleció. La Blanca".

Así comenzaba el mensaje de una de las hijas de Blanca Nieves Aranda, difundido este domingo por la mañana. Blanca murió en su hogar de la ciudad de Sarmiento, luego de una dura batalla contra el cáncer. En sus últimas horas, pidió ver reunidos a sus tres hijos. Sin embargo, uno de ellos, Daniel, se encontraba en la zona rural de Cerro San Bernardo, sin señal de celular ni acceso a internet. Su única conexión con el mundo: la radio.

"El viernes, mi hermano se había ido al campo con mi sobrino. Y mamá me dijo: 'Quiero que se junten los tres hermanos'. Le respondí: 'Mamá, el Dani se fue al campo'".

Consciente de su estado de salud, Blanca expresó ese último deseo. Pero la noticia de su fallecimiento no pudo llegar a tiempo a su hijo porque el "Mensajero del Poblador Rural" —un servicio fundamental de LU4— no se emite los fines de semana, según una disposición interna de la Gerencia de Emisoras de Radio Nacional. La suspensión dejó a cientos de familias rurales sin su único medio de comunicación para mensajes urgentes.

"Te iba a decir, Caro (locutora de LU4), si vos no me podés hacer el favor de poner un mensaje en el Mensajero para avisarle a mi hermano que venga", rogó la hija, entre la angustia y la impotencia.

Blanca conocía profundamente el valor de la radio en las zonas rurales. Durante el invierno de 2024, quedó aislada en su campo por una intensa nevada, y fue gracias al Mensajero que se logró coordinar un operativo con el Ejército Argentino para su rescate. Además, cada vez que viajaba desde Sarmiento al CABIN, solía pasar por LU4 a dejar algún dulce casero como muestra de agradecimiento. Blanca no era solo una oyente: era parte viva del aire de la radio.

Donde no hay señal, hay mensajes
El Mensajero no solo transmite nacimientos, fallecimientos o alertas sanitarias: es el puente que mantiene viva la identidad rural patagónica. "Aquí se anunciaban las cuadrillas de esquila, los pedidos de donantes de sangre en invierno, hasta los cumpleaños de los puesteros", explica Omar Pérez, histórico productor del programa. En 2022, por ejemplo, ayudó a evacuar a familias mapuches durante los incendios en Río Senguer.

En muchos parajes de la estepa, “Esto no es solo perder un programa: es quedarnos mudos”, describió un puestero de Buen Pasto, a 90 kilómetros de camino de ripio desde Sarmiento. El Mensajero es más que un servicio radial: es el único vínculo diario con el resto del mundo. Su rol va más allá de la información: construye pertenencia, refuerza redes de ayuda mutua y mantiene viva una memoria colectiva que no tiene señal de WiFi.
  • En 2023, El Mensajero transmitió 1.200 alertas médicas y 340 reclamos por cortes de ruta.
  • El 60% del territorio chubutense no tiene cobertura de internet (INDEC, 2023).
  • LU4 es la única emisora que llega a zonas como Aldea Epulef, Las Heras o Camarones.
Fuentes: La Posta Comodorense, Señales

Periodismo bajo amenaza: contar la verdad en español cuesta caro en EE.UU.

La corresponsal de National Public Radio, Jasmine Garsd (i), el periodista de investigación en Noticias Telemundo, Ronny Rojas (c), y la cofundadora y directora general de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes, participan en el conversatorio 'La democracia en riesgo: desafíos de hacer periodismo en EE.UU.', en Bogotá (Colombia)

Informar en español en Estados Unidos se ha convertido en una labor cada vez más vulnerable, atravesada por la hostilidad institucional, la desinformación y la autocensura. Así lo denunciaron este viernes varios comunicadores latinos durante una charla sobre los desafíos del periodismo en ese país, realizada en el marco del Festival Gabo en Bogotá.

"Hay miedo a hablar, miedo a ser identificados. A veces no contamos ciertas historias porque nuestras propias reporteras temen no poder volver a entrar al país por su estatus migratorio", confesó la periodista colombiana Paola Jaramillo, quien participó de manera telemática desde Carolina del Norte.

Jaramillo explicó que, aunque le hubiera gustado asistir presencialmente al evento, decidió no hacerlo precisamente por temor a que las autoridades estadounidenses no le permitieran regresar al país.

Además, la periodista señaló que su medio digital, Enlace Latino NC, enfrenta no solo ataques y acoso en redes sociales, sino también episodios de autocensura motivados por razones de seguridad.

El encuentro
La conversación, titulada “La democracia en riesgo: desafíos de hacer periodismo en EE.UU.”, reunió también a Jasmine Garsd, corresponsal de National Public Radio (NPR), uno de los medios públicos más escuchados del país, y a Ronny Rojas, periodista de investigación de Noticias Telemundo.
El periodista de investigación en Noticias Telemundo, Ronny Rojas

"La situación es gravísima. Hay más de 57.000 personas en cárceles migratorias y el 72 % no tiene antecedentes criminales", alertó la argentina Jasmine Garsd.

Desde el escenario del Gimnasio Moderno de Bogotá, Garsd denunció que el gobierno de Donald Trump retiró “de manera repentina” el 1 % del presupuesto a NPR, y relató cómo el miedo ha paralizado a comunidades enteras: “En Florida vi casas cerradas durante semanas. Son como mini desapariciones. Nunca vi una crueldad así”.

Los tres periodistas coincidieron en que muchas veces deben contar las historias desde el anonimato, tanto por su seguridad como por la de sus fuentes, ya que “no están de acuerdo con lo que está pasando”.

Evitar el tratamiento criminalizante
El costarricense Ronny Rojas, por su parte, destacó la necesidad “urgente” de evitar replicar sin filtros los discursos oficiales que criminalizan a los migrantes.

"Hay que decidir con cuidado qué historias contamos. Muchas veces lo más peligroso es repetir el lenguaje que asocia a los migrantes con amenazas o invasiones", afirmó.
La corresponsal argentina de National Public Radio, Jasmine Garsd

También hizo un llamado a establecer alianzas entre medios nacionales y locales, y entre redacciones del norte y del sur del continente: “Muchas decisiones que se toman allá se reflejan aquí”.

La moderadora de la charla, la venezolana Luz Mely Reyes —quien vivió el desmontaje de la democracia en su país— advirtió sobre señales preocupantes en Estados Unidos: “La jaula no es el inicio, es el final del camino. Es el pacto social en el que nadie cuestiona que a seres humanos se los encierre como animales”.

La conversación hizo parte de la programación del Festival Gabo 2025, organizado por la Fundación Gabo en homenaje al legado de Gabriel García Márquez. Este año, el evento puso el foco en la libertad de expresión, el periodismo migrante y la resistencia ética frente a la desinformación y los discursos de odio.
Fotos: Mauricio Dueñas Castañeda, Agencia EFE
Fuente: Agencia EFE

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